sábado, 30 de julio de 2011

Hijuelos de hippeastrum: De nuevo, un dilema.


En una entrada anterior relataba el desgraciado final de un bulbo de hippeastrum, procedente de semilla, que había producido dieciséis hijuelos. Pues bien, hace unos días comprobé como a unos bulbos, nacidos de unas semillas de hippeastrum botánicos que me enviaron de Brasil, les empezaban a salir hijuelos. Las semillas, de striatum saltao, striatum petiolatum y blosfeldae, se sembraron hace un año y han tenido un desarrollo irregular. Pero lo que me ha sorprendido, sobre todo en el caso del saltao, es que el bulbo madre,que apenas tenía el tamaño de un hueso de aceituna, en algunos casos, había producido hasta cuatro hijuelos, aunque muy pequeños, un poco más grandes que un grano de arroz, y, en el caso del blosfeldae, sólo, un poco más grande. De ellos, sólo del petiolatum y del  blosfeldae han emergido hojas con un tamaño y un desarrollo de los que puede deducirse que podrían tener viabilidad. 

En las siguientes fotografías se muestran el striatum saltao y los hijuelos que le he quitado. Aparentemente no ha quedado ninguno.



En las que se muestran a continuación el blosfeldae y los hijuelos que produjo, de los que sólo he mantenido uno, del que ha emergido una hoja, aunque parece que, en algún caso, tiene adheridos algunos que me ha dado miedo separar pues podrían dañarse, en caso de hacerlo, tanto madre como hijuelos. Si se amplía la fotografía, en algunos casos, se puede ver que a algunos les emerge ya una minúscula hoja. 




Y en esta última fotografía se muestra el striatum petiolatum, al que he decidido mantenerle los abundantes hijuelos que ha dado, ya que tanto hijuelos como bulbo madre parece que se desarrollan con normalidad. Si se amplia la fotografía se pueden ver con claridad las hojas de los hijuelos.


Los hijuelos que les he quitado los he puesto en turba, pero dudo de su viabilidad. No obstante, seré paciente.

De otros bulbos de hippeastrum botánicos, psitacinum altibaia, papiliocalyptratum, reticulatum stratifolium y glaucescens,  procedentes de semillas sembradas en la misma época, no han nacido hijuelos

Me gusta Rola Saad, una excepcional cantante libanesa.



miércoles, 20 de julio de 2011

¿Odia Rimbaud a las flores?


Resulta difícil imaginar a alguien comparando a una azucena con un clister o, hablando en términos más castizos, con una lavativa, pero si el que lo hace es un poeta resulta más que paradójico, ya que, en general, casi siempre imaginamos a los poetas utilizando a las flores como un recurso capaz de transmitirnos emociones y ayudarnos a expresar sensaciones que trascienden el mundo de las realidades materiales.

Pues bien, hace unos días, curioseando por mis viejos libros, tropecé, casualmente, con Arthur Rimbaud y con uno de sus más famosos poemas, no por su calidad literaria, siempre opinable, sino por la parodia que hace de la poesía de su contemporáneo Theodore de BambilleLo que dice el poeta a propósito de las flores

                                                Arrastrado hacia negros azules
                                                donde el mar de topacios palpita
                                                se abrirán en tu noche los Lilios,
                                                del éxtasis lavativas.

                                                Y en nuestra época de sagú,
                                                cuando las plantas son laboriosas,
                                                el Lilio beberá azules tedios
                                                en tus Prosas religiosas.

Pero Rimbaud, además de estar al día en las nuevas tendencias poéticas, también parecía estarlo en el conocimiento de artefactos medicinales de uso íntimo como las clisobombas, suficientes, si lo unimos al de   los clister, para que pueda parecer sospechoso de coprofilia, además de contumaz e irreverente enemigo de las azucenas, a las que utiliza como excusa en otro poema: Lilio

                                ¡ Oh columpios! ¡Oh lilios! ¡Clisobombas de plata! 
                                ¡Que esquiváis los trabajos y despreciáis las hambres!                
                                ¡El amor detergente de la aurora os delata
                                y dulzuras de cielo os pringan los estambres!     

        
A pesar de todo, hay que reconocerle a Rimbaud el esfuerzo que hizo al documentarse para la composición del poema, gracias a lo cual y con esta relectura he descubierto la existencia de uno de los más grandes e influyentes botánicos del siglo XIX y que menciona en su poema: Louis Figuier 

Si alguien al leer esto siente curiosidad por la poesía de Rimbaud, le recomiendo que no pierda el tiempo leyendo completo el poema que parodia a Bambille. El barco ebrio u Ofelia pueden ser más gratificantes. Curiosamente, en este último Rimbaud utiliza las reglas poéticas que criticaba en Bambille. Los poetas es que son muy raros.
                          
                          En las aguas profundas que acunan las estrellas,
                          blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lilio,
                          flota tan lentamente, recostada en sus velos ...   
                          cuando tocan a muerte en su bosque lejano.
                          
                          Hace ya miles de años que la pálida Ofelia
                          pasa, fantasma blanco por el gran río negro;
                          más de mil años ya que su suave locura
                          murmura su tornada en el aire nocturno.
                          
                          El viento, cual corola, sus senos acaricia
                          y despliega, acunado, su velamen azul;
                          los sauces temblorosos lloran contra sus hombros
                          y por su frente en sueños, la espadaña se pliega. 
                          
                           Los rizados nenúfares suspiran a su lado,
                          mientras ella despierta, en el dormido aliso,
                          un nido del que surge un mínimo temblor ...
                          y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.

En este fragmento de Ofelia, en el que compara su palidez mortuoria con la blancura de la azucena , Rimbaud, está más respetuoso  y brillante con las flores y con las azucenas, en particular.






Escuchando a Tomás Luis de Victoria si que se puede alcanzar el éxtasis y tocar lo sublime. Creo que sólo desde la fe religiosa se puede llegar a componer esta música. Comprendo y admiro a los que la tienen. Maravillosa, sublime la interpretación de la Escolanía del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial.



                                           

lunes, 4 de julio de 2011

El reposo de los hippeastrum


Hace unos días, una buena amiga me pedía que le diera mi opinión sobre el reposo de los hippeastrum, circunstancia que aproveché para reflexionar sobre mi experiencia en el cultivo de estas plantas. Como ya indiqué en mi primera entrada de este blog, mi ignorancia sobre el cultivo de hippeastrum era absoluta, por lo que  tuve que acudir a las fuentes habituales de la "web", en las que, generalmente, se hacía referencia al reposo o descanso anual. Sin embargo, en ningún sitio se definía con precisión lo que se podía entender por reposo, aunque si se podía intuir que el bulbo, después del esfuerzo que supone la floración, necesita un descanso para reponer fuerzas e iniciar su nuevo ciclo con suficiente energía. Respecto a cuándo hay que iniciar el reposo, no he encontrado unanimidad en las fuentes consultadas y, a veces, son bastante contradictorias. He visto casos que hablan de que se debe iniciar en el mes de septiembre y otros, como la Wikipedia,  que nos remite al invierno. En resumen, después de todo lo leído, de lo que se trata es de dejar de regar y fertilizar la planta durante parte del invierno "para inducir un reposo anual", como se recoge en la enciclopedia referida, y reanudar aquellas tareas dos meses y medio después. 


Confieso que, en mi primer año cultivando hippeastrum, seguí, casi, con fe religiosa las recomendaciones sobre el reposo que daban las fuentes indicadas anteriormente, pero al observar directamente la evolución y el desarrollo de las plantas comenzaron a asaltarme multitud de dudas. Así, pude comprobar que las hojas de  los hippeastrum seguían creciendo en las épocas en las que se afirmaba que tenía que iniciarse el reposo. Bien es cierto que, para que crezcan las hojas de los bulbos, no es necesario que se les riegue, pero, no lo es menos, que, con el riego y la fertilización en ese momento de su ciclo vegetativo, se va a facilitar y mejorar su desarrollo y, en consecuencia, el "engorde" y la acumulación de reservas y energía para afrontar la nueva floración y, en su caso, la producción de semillas. Cuando descarté el reposo en el cultivo de mis hippeastrum, pude observar que, en el período en el que aquel se recomendaba, si bien es cierto que no salían nuevas hojas y las ya existentes  crecían más lentamente a lo alto, no lo es menos que sí aumentaban a lo ancho. También, recordaba que, a los hippeastrum que hay en algunos huertos de Ojós, los que habrá sembrados directamente en la tierra de los jardines y, sobre todo, los que crecen en su habitat natural ningún humano podría inducirles al reposo anual. Por ello, me parece poco recomendable seguir la indicación que se recoge en la Wikipedia de que es recomendable trasladar las macetas a un lugar fresco en invierno para buscar una temperatura óptima entre 13 y 4 grados centígrados, no sólo porque, si se encuentran en una zona donde se den temperaturas cálidas en invierno, supondría una incomprensible eliminación de una de las condiciones que se dan en su habitat natural, sino también porque un período tan prolongado sin humedad en las raíces podría dañarlas y su restauración un retraso en el crecimiento del bulbo y un derroche innecesario de energías en reponerlas. 


Al cultivarse los hippeastrum, generalmente, fuera de su habitat natural, creo que de lo que se trata es de crearles unas condiciones lo más parecidas a aquel. De toda la información que he recogido, se deduce que se desarrollan óptimamente en zonas cálidas y los grandes productores las buscan para ubicar en ellas sus grandes explotaciones, como es el caso de Terra Viva Bolbos que tiene en la ciudad brasileña de Santo Antonio de Posse, situada en el estado de Sao Paulo, 12.000 hectáreas dedicadas, fundamentalmente a la producción de hippeastrum, que cultiva durante todo el año.

En la zona donde yo vivo en la Región de Murcia, se dan unas magníficas condiciones para el cultivo de los hippeastrum. Salvo tres meses de calor extremo, que van desde mediados de junio a mediados de septiembre, y unos pocos días de frío, desde mediados de diciembre a mediados de febrero, el resto del año se dan unas temperaturas primaverales. Durante muchos días de invierno se pueden alcanzar hasta los 25 grados centígrados al sol y este año durante varios días del mes de enero se registraron temperaturas de más de 30 grados centígrados a la sombra, llegándose, incluso, un día a los 36, que es una temperatura habitual en pleno verano. Por ello, durante los meses de calor extremo, procuro proteger los hippeastrum de una exposición directa al sol y, cuando empiezan a descender las temperaturas, a partir de mediados de septiembre, poco a poco, voy colocándolos al sol y, en todo caso, sigo regándolos y fertilizándolos con normalidad, con las lógicas precauciones para evitar el exceso de humedad que pueda hacer posible la aparición de hongos. En resumen, yo no les doy el reposo anual, que habitualmente se recomienda. Es más, yo creo que hay una circunstancia que puede inducir a error en todo este asunto del reposo anual, y es que, como hacen todas las plantas, cuando son sometidas a temperaturas extremas y diferentes a las que soportan en su habitat natural, reducen y hasta pueden paralizar su actividad, y esto es lo que le ocurre a los hippeastrum que se encuentran a la intemperie en zonas con temperaturas bajas en invierno. Yo si los cultivara en zonas frías lo que haría sería exponerlos, dentro de los posible, al máximo a las zonas soleadas. Y si se pueden tener en zonas tipo invernadero o similar, mucho mejor. Pero en ningún caso darles reposo. Y esto lo hago extensible a todo tipo de bulbosas, sobre todo a partir de mi experiencia con unas semillas de fressia que coloqué, sin esperanzas de que pudieran germinar, en una jardinera con geranios que regaba con normalidad durante todo el año. Pues bien,  las procedentes de semillas dieron flores a la siguiente temporada con un vigor y una floración mayor que las que fueron sometidas al reposo anual y que dejé de regar a finales de mayo.


Y la siguiente es una foto de mi "hippe" favorito en una toma en la que se observan con claridad los trazos rosados.


Maravillosa esta cantante brasileña: Simone.