Mi interés y admiración por las calas viene de cuando, hace unos cinco años, paseando cerca del Teatro Victoria de Blanca (Murcia), llamaron mi atención unas flores blancas que crecían en unos enormes macetones situados en una sombreada calle colindante con el edificio del teatro. Su forma me recordaba a unas flores que crecen abundantemente junto a los viejos brazales de la huerta de Ojós y a las que allí se las conoce como "tragontinas". Cuando pude conversar con la orgullosa propietaria de las flores, me sacó de mi error, pues yo creía que eran las mismas, y de las que, de niños, se nos advertía de lo peligroso que podría ser el contacto con ella, ya que se la consideraba como una planta venenosa, aunque nunca conocí casos de intoxicación. Me explicó los cuidados que le daba y recuerdo, especialmente, la importancia que le daba a la necesidad de que se le cortaran sus hojas y se sacaran de las macetas una vez cumplido el 16 de agosto, festividad de la Virgen del Carmen.
Dos años después, observé que un vecino de Ojós las cultivaba en varias macetas situadas en la calle. Por su aspecto, se evidenciaba que no debían recibir los mismos cuidados que las que yo había visto en Blanca. Antonio, que así se llama el vecino, me dio una de las macetas e, inmediatamente, me dispuse a sacarlas. Para mi, constituyó una enorme sorpresa comprobar como de aquella pequeña maceta, de veinte de alto por veinte de ancho, podían salir tantos rizomas de todo tipo de formas y tamaños. Los de mayor tamaño los acomodé en dos grandes macetones y los de menor en cuatro pequeñas macetas. Busqué el rincón más sombreado para colocarlas y les fui dando idénticos cuidados que al resto de plantas. El primer año, aunque aumentaron su tamaño con rapidez, sólo florecieron, a finales del mes de febrero, unas pocas. El segundo año adelantaron la floración, más abundante, casi, a primeros de febrero y el cuello que se forma con la agrupación de las hojas era, casi, del tamaño del antebrazo de una persona. Y este año ha sido una auténtica explosión en blanco. Para mi sorpresa, las primeras flores ya despuntaban a finales de enero y estuvieron produciéndolas hasta finales del mes de abril. En sus cuidados no incluyo el corte de hojas, ya que en verano están expuestas mucho tiempo al sol y, aunque sus hojas se vayan secando poco a poco, sirven de protección a los nuevos brotes, que, a finales del mes de septiembre, ya comienzan a crecer con rapidez.
P.S.: Si alguno de los visitantes de este blog conociera el nombre científico o común de las plantas que yo confundía con las calas, le agradecería que me lo dijera.
En el año 1992 una mezcla de ignorancia, superstición y envidia se conjuró contra Mimi. ¿Quién se acuerda del ganador de la edición del Festival de San Remo de aquel año?
Las calas preciosas, sobretodo las de la última foto, impresionante!! ... las mías me salen con poca fuerza y si es que salen...
ResponderEliminarRespecto a lo del nombre que preguntas ¿podría ser "Arum maculatum"?
Saludos.
Kumquat, gracias. Efectivamente, son, como tu dijiste, "Arum muculatum". Después de recibir tu información, acudí a Wikipedia y comprobé que "tragontina" también está recogido como nombre común de esta planta y, además, hacía mención a su toxicidad.
ResponderEliminarSaludos
Aunque pertenecen a la misma familia, la calas son de otro género. En concreto, su nombre en latín és Zantesdeschia asthiopica y son originarias del Sur de África.
ResponderEliminarSaludos
Perdon, Zantesdechia aethiopica.
ResponderEliminarGracias, Vicent, por tu precisión.
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